El cambio de la matriz productiva es, en
estos tiempos, uno de los puntos de debate que más circula en el ámbito
económico. Revisemos un poco a qué se refiere esto (en mi perspectiva) y,
posteriormente, una pequeña reflexión.
¿Qué es una matriz productiva? Como yo lo
veo, este término engloba un significado matemático y económico al mismo
tiempo. Una matriz es una forma de ordenamiento de números que pueden
representar tanto vectores como puntos en un plano. Lo esencial de esto es que
tanto filas como columnas de una matriz tienen que ver unas con otras en su
intersección.
La parte productiva, obviamente, tiene
una connotación económica. Las preguntas comunes en economía para referirse a
la producción son: ¿Qué producir? ¿Cómo producir? Y ¿Para quién producir?. Todo
esto engloba el aparato productivo de un país que, por medio de diferentes
industrias, genera bienes (o servicios) a ser consumidos por clientes.
Uniendo estos dos conceptos , podemos
deducir que la matriz productiva es una forma de ordenamiento de los diferentes
procesos productivos de una economía. Este ordenamiento (matriz) combina
insumos y bienes finales con el objetivo de divisar de una manera clara la
dinámica de las industrias y de cómo estas se intersecan (esto fue desarrollado,
académicamente, en la matriz de Leontief).
Cambiar (o diversificar) la matriz
productiva se refiere a ampliar la cantidad de industrias tanto de insumos como
de bienes finales con el fin de agrandar el aparato productivo ecuatoriano. La
propuesta del Gobierno de hacer esto parece coherente ¿o no? .
Una pequeña reflexión:
¿Cómo los técnicos económicos saben qué
tipo de industrias fomentar dentro de este esquema de la matriz productiva? La
respuesta: no lo saben. Aunque
ellos tengan respeto a la lógica, esta puede estar equivocada o mal
interpretada.
Hace 20 años, en Chile, existió el
llamado “boom” del salmón ahumado. Muchas industrias se situaron alrededor de
este producto y colocaron a este país en la vanguardia de su producción.
La lógica nos lleva a pensar por el lado
de la tecnología para crecer y ser competitivos, pero ¿el salmón ahumado? No
suena tan sofisticado.
Quisiera dejar en su consideración,
estimado lector, si este tipo de procesos tienen que surgir desde la
espontaneidad y el conocimiento colectivo de las personas emprendedoras, o más
bien desde la planificación central con amplia pretensión de conocimiento.
Mi opinión: el salmón gana.
*artículo publicado originalmente en Larepública.ec
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