En esta ocasión me gustaría compartir mi
entendimiento sobre la corriente de pensamiento conocida como el liberalismo
clásico.
Comencemos por diferenciarlo con el
liberalismo (a secas) como, al parecer, se lo conoce más a menudo. El liberal
es aquella persona que se cataloga como social demócrata en el contexto de los
Estados Unidos. En el caso latinoamericano, el liberal puede ser confundido con
los simpatizantes de la denominada “derecha”.
Particularmente, en el caso
latinoamericano, el liberalismo
clásico no tiene absolutamente nada que ver con la derecha prehistórica
predominante. Estos últimos pueden llegar a ser defensores de una economía
estatizada y de un poder centrado colosal. Asimismo, tienden a favorecer modelos
mercantilistas.
En el caso estadounidense, ser liberal es
otra forma de decir que es creyente de la teoría del votante medio. En general
el liberal estadounidense tiende a arrastrarse a lo que comúnmente denominamos
centro.
En la actualidad a los liberales clásicos
se los llama, comúnmente, libertarios. Estas personas son defensores de los
derechos de la propiedad privada y del principio de no agresión. En pocas
palabras, el liberal clásico es una persona que cree en la paz y quisiera ver a
la sociedad manejarse dentro de un esquema de acuerdos contractuales y un alto
respeto a la propiedad privada.
Los liberales clásicos, en cuestiones
económicas, se separan de los clásicos Adam Smith y David Ricardo, entre otros;
y más bien se guían en la filosofía de Bastiat, John Stuart Mill y Karl Popper
en el ámbito epistemológico, y en las ideas de Von Mises, Rothbard y Hayek
(entre muchos otros) en temas económicos.
En este contexto, puede hablarse también
del famoso Neoliberalismo
El Neoliberalismo, que se ha convertido
en el argumento de último recurso de las personas con tendencias izquierdistas,
fue un nuevo nombre para el retorno de la políticas mercantilistas (no
liberales) de varios países. El Neoliberalismo, en mi opinión, es bastante
forzado como concepto y, lamentablemente, se esta transformando en la
excusa/escapatoria de muchos académicos y políticos en el debate. La diferencia
entre los liberales clásicos y la derecha latinoamericana ( ¿Neo liberal?) es
abrumadora.
En cuanto a la parte técnica de la
economía, muchos mantienen que los liberales clásicos no soportan modelos
matemáticos. Eso es parcialmente verdad, puesto que algunos pensadores de esta
escuela defienden, precisamente, que el uso de las matemáticas nos alejan del
mundo real. No obstante, conforme avanza el desarrollo del pensamiento
coyuntural de la escuela liberal clásica, algunos economistas comienzan a
utilizar métodos econométricos para realizar estudios relacionados al ciclo
económico (ver trabajos de Lucas Engelhardt) y de modelizar teorías
macroeconómicas (ver trabajos de Roger Garrison).
De igual forma, la visión matemática de
la búsqueda de patrones, es algo que se encuentra llamando la atención de
algunos pensadores (ver teoría de fractales, experimentos económicos,
complejidad).
En definitiva, la escuela liberal clásica
tiene muchas diferencias con los conocidos liberales (derecha “prehistórica”)
latinoamericanos y estadounidenses (social demócratas). Es simplemente el
reconocimiento de la propiedad privada como algo sagrado en conjunto con la no
agresión en materia de relaciones humanas, al igual que se aboga por el
verdadero libre mercado. Aunque suene paradójico (por su nombre), esta escuela
todavía se encuentra en proceso de expansión, esto se debe a que sufrieron un
retroceso importante en, prácticamente, todo el Siglo XX debido a al
crecimiento de las escuelas Keynesianas y Neoclásicas.
En un próximo artículo se tratará el tema
del liberalismo clásico como la esencia de los seres humanos. De igual forma,
su visión negativa en relación a las instituciones de Bretton Woods (Banco
Mundial, Fondo Monetario Internacional).
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