En estas
últimas semanas salió a la luz el escándalo del gran banco ingles Barclays. En
términos bastantes simples, manipularon de manera ilegal la tasa LIBOR (La tasa
interbancaria de Londres) con el objetivo de obtener beneficios. Este acto
demuestra lo que a muchos nos parece intolerable, la corrupción. Por otro lado,
la política es ese ejercicio que muchos no entendemos; las alianzas, las
decisiones dudosas, el doble discurso; todo para esconder, asimismo, la
corrupción. ¿Cuál de los dos merece ser satanizado? Para los ecuatorianos
parece ser el banquero. Es una lástima presenciar como el sesgo y el discurso
político, nos conduce a no expresar un pensamiento más crítico hacia las personas
que nos gobiernan; con esto no pretendo justificar, ni mucho menos alentar, los
actos inescrupulosos de la banca mundial. Simplemente, creo que con el mismo
correazo que le damos a la banca debemos darle a la política; exigiendo
responsabilidad, coherencia y, más que nada, verdadera transparencia.